Mientras me llegan mensajes de diferentes latitudes invitando a distintas actividades, a balances, a lecturas y a reflexiones sobre la celebración del “Día Mundial del Hábitat”, primer lunes de octubre de cada año, día establecido por las Naciones Unidas desde 1986 para recordar la relación del hombre con su entorno inmediato y para que los gobiernos nacionales y locales revisen sus logros, hagan los correctivos y se comprometan en planes y metas a corto y medio alcance, pensaba como el tema de este año es “Una mejor ciudad para una mejor vida” dedicar esta columna a reflexionar un poco sobre Bogotá.
Pensaba escribir sobre la calidad de vida actual de esta ciudad, cada día más lejos de las estrellas, de su inmersión profunda en la in-movilidad, de la contaminación e improvisación, de preguntar qué ha pasado con el POT?, con el SITP?, con las 100.920 viviendas prometidas, incluidas las 20.000 en Soacha?, con el Metro? con el camino a Monserrate?, con Rojas Byrry? con DMG?, con los dineros de la 26?, con el famoso “ocho a las ocho”? y tantas otras cosas que todos tenemos curiosidad de preguntarle al Alcalde, … pero apareció El Machín.
Ayer, 4 de Octubre, en la madrugada se registró un sismo volcano-tectónico de magnitud local 3.5, con epicentro localizado a 0.37 km al sur del domo principal del Volcán Cerro Machín, a una profundidad de 4.14 kilómetros, en inmediaciones de Cajamarca, Tolima; y a la vez que se dispararon las alarmas de prevención se comenzó a conocer una espeluznante historia de desidia y corrupción que rodean a este hasta ahora desconocido y peligroso volcán activo, el más bajo de Colombia con 2.750 msnm, cuyo cráter de 2.4 km de diámetro hace difícil percibirlo como una amenaza latente.
Antes de comenzar este siglo, como lo afirma en una nota de www.radiosantafe.com , el experto Néstor Jaime Ocampo Giraldo, “nadie hablaba de él, no aparecía en los libros de geografía, no se mencionaba en los Planes de Prevención y Atención de Desastres, ni se le consideraba en los Planes de Ordenamiento Territorial o en los Planes de Desarrollo. Ni siquiera aparecía en la Internet. Lo que no se nombra no existe y eso es lo que ocurría con el volcán Machín, la amenaza volcánica más grave en Colombia.”
En estos últimos 10 años la Fundación Ecológica COSMOS, de Calarcá, con el apoyo de INGEOMINAS y de varios expertos se pusieron en la tarea de “hacer existir al Volcán Machín”, recibiendo a cambio acusaciones de terrorismo y amenazas “oficiales” y de particulares por sus labores de alerta, ya que esto perjudicaría los valores de la tierra, las oportunidades de la región y muchos otros intereses, que estaban según ellos sobre el bien común de saber de la existencia y amenaza del Machín.
Leo con preocupación, también en otras fuentes, que la orden de “tapen..y escóndanlo..” que impero llego a los Estudios de Impacto Ambiental de las obras del túnel de “La Línea”, ya que pese a las advertencias de INGEOMINAS se ignora por completo la existencia del volcán, así como también en varios POT de los municipios en el área de influencia del Machín.
Es irónico y tragicómico que en el Día Mundial del Hábitat, el Volcán Machín haya dicho “presente..!”, es absurdo que entidades y personajes hayan pretendido ocultarlo para beneficio de sus intereses y que la evaluación de riesgos y planes de prevención, mitigación y manejo del volcán no hagan parte del Ordenamiento Territorial.
Porque antes de pensar en una “mejor ciudad para una mejor vida” es necesario visualizar las relaciones de las urbes con el territorio rural inmediato, entenderlos como fuente agotable en la provisión de alimentos, de insumos, de agua, de aire, de energías, con potencialidades y limitantes, con amenazas y riesgos, con gentes y con historias, con tendencias y modas, como espacio y medio para las distintas redes de comunicación, como paisaje y patrimonio.
Deberán ya los entes de control iniciar las correspondientes acciones para que aquellos que pretendieron “tapar el sol con un dedo” o hacer ignorar la existencia del Machín respondan por su corrupción.
Alcalde..lo salvo El Machín…
